Poemas de Robert Frost (1874 – 1963)

El potrero

Iré a limpiar la fuente del potrero.
Sólo un momento a rastrillar las hojas.
(Y a ver el agua limpia, quizá espere.)
Muy poco tardaré. Ven tú también.

Iré para traer aquel ternero
que está junto a su madre. Es aún tan tierno
que cuando ella lo lame tiembla todo.
Muy poco tardaré. Ven tú también.

Robert Frost.
Norte de Boston, 1914.
Traducción: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal.

La familia rosa

La rosa es una rosa,
y siempre fue una rosa.
Hoy se dice otra cosa:
que la manzana es rosa
y que la pera es rosa
y la ciruela, rosa.
A saber qué otra cosa
será luego una rosa.
Tú eres, claro, una rosa—
mas siempre fuiste rosa

Robert Frost.
West-Running Brook, 1929.
Traducción: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal.

Conocido de la noche

Yo he sido un conocido de la noche.
He andado en la ciudad bajo la lluvia.
Pasé la última luz de la ciudad.

He contemplado el callejón más triste.
He encontrado al sereno haciendo ronda
y he bajado los ojos y he callado.

Me he quedado de pronto detenido
al escuchar un grito interrumpido,
lejano, procedente de otra calle.

Pero no es ni un saludo ni un llamado.
Más lejos, a una altura fantasmal
un reloj luminoso contra el cielo

dice que el tiempo no es falso ni real.
Yo he sido un conocido de la noche.

Robert Frost.
West-Running Brook, 1929.
Traducción: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal.

Árbol de mi ventana

Árbol de mi ventana, árbol en la ventana,
cuando la noche llega se baja el bastidor,
pero no quiero que haya corrida una cortina
entre tú y yo.

Vago rostro de sueño surgido de la tierra,
y, después de una nube, la cosa más difusa,
no creo que si hablaran todas tus leves lenguas
serían más profundas.

Pero, árbol, yo te he visto cogido y sacudido,
y si me has visto tú cuando yo estoy dormido,
me habrás visto también cogido y arrastrado
pero nunca perdido.

Cuando el hado juntó tu cabeza y la mía,
debe de haberlo hecho con especial intento:
la tuya interesada en el viento de afuera,
la mía en el adentro.

Robert Frost.
West-Running Brook, 1929.
Traducción: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal.

Un pájaro menor

Yo he querido que un pájaro se marchara
y no me estuviera cantando tanto.

Cuando sentí que ya no lo aguantaba
le palmeé desde la puerta para espantarlo.

La falta en parte debe de haber sido mía
porque el pájaro no cantaba desafinado.

Y es claro que algo estaba mal
en querer silenciar cualquier canto.

Robert Frost.
West-Running Brook, 1929.
Traducción: José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal.

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