Rito de purificación (1967); de Rodolfo Hinostroza


Rito de purificación

Majduro, alapapaján, antokojlo
deme me mentiér, para qué los ruidos
álcanlos, antióquia,
para los frenopolos, tula, pesa,
me digo y me digo, digo mula mala,
por no secar seco todo,

Jaunés, merillón,
antes que sea tarde,
venir, venir, antes que sea. Mal, maldad rastreando
más que mejor en vértice, papaya, clavos de mí,
sincerísimo (andarse por las ramas).

Tonso y torcido. Dame la bayeta,
dame la papa que estamos en el mundo,
y el hecho del helecho, pero qué bien
más tarde la parieras, más y más tarde,
dándome el farallón tras de la esquina,
o pedir su cojera a ciego andante,
o derretir el lodo con las babas. Adiós.
Adiós deslúmbrame, cohíbeme, acogótame,
engrupa este dolor mal de mi grado,
que no excogito el bien que me ha parido
ni destierro el verso marinero. Muerte y moribundéz,
que fuera bella, a no ser por el riste en que me hallo,
diciendo sin parar: “Miren qué bestia,
miren que me resumo por la cola,
mírenme que es de arenques esta cola,
este olor errabundo, la parálisis”. Así diciendo,
contestando así, callando mejor que antes ante nadie,
me desparramo en mí, corola, cola, pétalo, carcáj,
moribundo carcáj , carcáj diría siempre que me hallases
calamar de mi turno, calavera.
Los tigres en la sopa haciendo ruido

Tap, tap, tap, tap.
Juramentos de anciano sin sopera,
pátinas en que gira el infrascrito,
palomares desnudos, copas rotas.
Cien mil quinientos huevos de tortuga

Y un huevo,
en mis playas, plagas de marinero tienen tierra, tántos y augustos
para engordar un pavo
o socorrer pelícanos o gatos, o grullas sincerísimas,
o grullas que han mentido.

Ha mentido romántico sargazo,
ha mentido el bermellón helado,
han mentido los peces y los patos,
me han descachalandrado los peroles. ¿Y entonces? ¿El solísimo?
Camino en caminante sin parada,
bien que tal vez parada sea el sueño
o sentencia de drupa o de garbanzo
sobre mi solladura seca y seca.
Pan de los pobres, hazme sitio, hazme algo
para justificar entonces La Patria,
para pararme enteco, vientre seco,
entre el sol y las ruinas, entre el bombo
de los señores que se la pelaron,
de los mejores dados a la pena
y la pera del gato y los peroles. Anda, camina.
Sol herido,
sol de soles. Homero. Peludo gato. Horacio y Patatuz,
mala matanza,
bien que tal vez vengades a tu tierra,
bien que jamás vengades a tu tierra.

Hoy,
en un año inexplicablemente soterrado
entre cántaros, pelos y cántaros y pelos, aún camino
atado a una yunta, a los escombros. Ancho camino atado,
ancho andarse por las ramas de una muerte densa,
densa y deseable, densa y desagradable, pura muerte.
Páramo helado, páramo rabioso,
tutuma descosida del creyente,
sobre mi nuca. Un buey y algo que nunca,
también una paloma cierto ruido,
cierto descalzo que camina mina.

En el lecho tendido
al amor del verano, y al amor por amor, y al amor solo,
garrafál en su pluma, en su atadura,
vengo viniendo, que venir no es otro,
camino marinero que resbala.

Cieno al revés,
aciaga podredumbre,
dime si para qué portarse como hombre,
cuanto de mí no se esperaba nada,
cuando era solo fértil cazapulgas,
rata de abrevadero, malandrín, cero a la izquierda
mirándome en la sopa.
Tócale al ofendido. Vamos. Anca,
dolores en la mula, mataduras al hombro,
versos, cuentos,
para saber qué sitio no me toca,
cuáles los sitios, cuál yo, cual era lo negado.
Adiós. Adiós. Adiós. ¿Entonces? Infrascrito,
júzguese y comuníquese estas líneas: “ Tal vez talatantán,
el moro el moro tarlatantán hubo que habido el mar y la leyenda
el moro el moro robador de muertes,
tarlatantán estaba en la cornisa,
bebiendo vientos, cayendo lentamente,
en sus plumas, arados, sus entusiamos, pathos y relatos”.

Pathos, relatos,
mal, males de grado y fuerza, el desterrado
Ese que quizo ser sí que muriendo
Ese
lobo
que mira.
Nadie di ce, no contesta nadie. Oh, modo,
mi camisa herida,
mi voluntad herida de tal modo
que ya no habrán más luces de bengala
ni atándome estarán con el pañuelo
la herida que me fuera, que me fuera, la herida.
Pues sobre todo el cisne no ha parido
y hay entre tanto un muerto que le crece,
tutuma repelada del que busca.
Adiós, oh, nuevamente adiós, tierra y cemento,
heladísimos tropos donde no crece mente,
ni simiente, ni lente, ni demente,
calamares tendidos bajo un sol comerciado
por las patas de cabra.

O
Cierta vez solo,
cierta vez huyendo,
descubrimos el oro de la drupa,
descubrílo sin darle cuenta a nadie,
y comíme la drupa
y escupíme la pepa (que era el oro)
y la pepa quedome en la entretela
y la drupa quedome indigestada.

Moralejas del ciego caminante,
suerte y aberración, vuelta a la rueda.
Entre cielo e infierno suspendamos los huevos del canguro,
alcemos un Colón para la mama mama,
entonces, y era entonces, y era y era
para los peludísimos, el yermo,
pero no para mí, que el yermo yermo,
es cosa que no saben pero nombran
y callan los que han visto y conocido.

Hielo seco.
Condenación y plazo a los caídos. Muerte a mis huesos.
Viva mi cabeza. Viva mi mocha heroica entre pulgas.
Viva mi pelo, mi espalda, mi atadura!

Metal en mí,
dos ciegos y una pluma
sin encontrar el verso en qué pararme,
siendo ceniza, bruma, cierzo, pienso,
tallarará, palabra, carambola. \”Pero haber hecho
en lugar de no hacer,
esto no es vanidad\”,
mal de mi grado, habiendo, habiendo hecho!…
Para qué colomba, papa, ruido,
para qué la malanga, el sol nacido;
de tal manera que me he almidonado,
salir saliendo a ver lo que nos toca,
paté de foie, me digo, jatún bestia. Esto
y estotro haciéndose la pila
crece y regresa, dulce y perdido, dulce y perdido el feto.
Y luego olvidarse, andar descalzo por la playa,
pues que vagando encuentras la gaviota,
pájaro herido en costas de diamante,
diamante y mirra, Será? Será la mía?

Cual un sueño vertido,
cual un sueño vertido sobre el cielo,
cual un sueño del cielo vertido sobre un sueño cubierto de malezas,
cual un sueño vestido como un cielo amarrado, maloso, solar bañado,
baño mi frente en las aguas salinas,
baño en la sal mi aspereza, mi pereza, mi pobreza,
baño en la alfombra de sal, y seco y mojo
mi alma de sebo, mi errante y conseguida
y muerta y para siempre levantada
en la sal y el escombro,
baño mi frente entre las olas verdes.


Rodolfo Hinostroza.
Nudo borromeo y otros poemas perdidos y encontrados, 2006.
(Originalmente en la antología Los nuevos, 1967).

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