Poema 17
Nadie está destinado ni condenado a amar a nadie.
Los accidentes ocurren, no somos heroínas,
ocurren en nuestras vidas, como los choques,
los libros que nos cambian, los barrios
adonde nos mudamos y que llegamos a amar.
Tristán e Isolda es solamente una historia,
las mujeres al menos deberían poder distinguir
entre el amor y la muerte. Sin copa de veneno,
sin penitencia. La vaga sospecha de que el grabador
tuvo que haber captado algo de nosotras: que no solo
sonaba, sino que debió habernos escuchado
para instruir a las que vendrán:
esto fuimos, así es como intentamos amar,
y estas son las fuerzas que alinearon contra nosotras,
y estas son las fuerzas que alineamos dentro de nosotras
dentro y en nuestra contra, contra nosotras y dentro de nosotras.
Adrienne Rich.
21 poemas de amor, 1977.
Traducción: Sandra Toro.