Poemas de Gloria Fuertes (1917 – 1998)

Al borde

Soy alta,
en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y poco a poco me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar.

Gloria Fuertes.
Antología y poemas del suburbio, 1954.

Los pájaros anidan

Los pájaros anidan en mis brazos,
en mis hombros, detrás de mis rodillas,
entre los senos tengo codornices,
los pájaros se creen que soy un árbol.
Una fuente se creen que soy los cisnes,
bajan y beben todos cuando hablo.
Las ovejas me pisan cuando pasan
y comen en mis dedos los gorriones,
se creen que yo soy tierra las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada.

Gloria Fuertes.
Antología y poemas del suburbio, 1954.

Los meses

Enero es un viejo que viste de blanco.
Febrero es un loco que viste de tul.
Marzo llorón cuerdo.
Abril es poeta.
Mayo es invertido.
Y Junio es la siesta.
Julio es arrogante.
Agosto sensual.
Septiembre es el mar.
Octubre es un libro.
Noviembre una vela.
Diciembre es un Niño
que nace y que tiembla.

Gloria Fuertes.
Antología y poemas del suburbio, 1954.

Cosas que me gustan

Me gusta,
divertir a la gente haciéndola pensar.
Desayunar un poco de harina de amapola,
irme lejos y sola a buscar hormigueros,
santiguarme si pasa un mendigo cantando,
ir por agua,
cazar cínifes,
escribir a mi rey a la luz de la una,
a la luz de las dos,
meterme en mi pijama
a la luz de las tres,
caer como dormida
y soñar que soy algo
que casi, casi vuela.

Gloria Fuertes.
Aconsejo beber hilo, 1954.

Hago versos, señores!

Hago versos señores, hago versos,
pero no me gusta que me llamen poetisa,
me gusta el vino como a los albañiles
y tengo una asistenta que habla sola.
Este mundo resulta divertido,
pasan cosas señores que no expongo,
se dan casos, aunque nunca se dan casas
a los pobres que no pueden dar traspaso.
Sigue habiendo solteras con su perro,
sigue habiendo casados con querida
a los déspotas duros nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y nadie se levanta,
y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo debo decirlo.

Gloria Fuertes.
Todo asusta, 1958.

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