El río (completo; 1960): 5 poemas de Javier Heraud

Todos los poemas de El río, de Javier Heraud. El poemario que inauguró la Generación del 60 en Perú, publicado por Heraud a los 18 años.

Introducción

Cuando Javier Heraud publica El río en 1960, todavía era menor de edad. Tenía 18 años cumplidos y la mayoría de edad en Perú se concedía a los 21 años hasta 1979. A los 16 años había ingresado con el primer lugar a la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y con 16 años logró ocupar el puesto de profesor de inglés y castellano en el Instituto Industrial 24, siendo —probablemente— el profesor más joven del país.

El poemario es un libro corto que consta de 5 poemas:

  • El río.
  • Una piedra.
  • Solo.
  • Mi casa.
  • Unas cosas.

El río se publica en la Universidad Católica, como parte de la colección \”Cuadernos del Hontanar\”, dirigida por los escritores Luis Alberto Ratto y Javier Sologuren. El libro de Heraud es tan importante que en la actualidad esa colección lleva el nombre de \”Cuadernos de Javier Heraud\”.

El primer libro de una generación

El río es un libro que inaugura la Generación del 60, una de las promociones poéticas más interesantes del siglo XX peruano, con poetas como César Calvo, Rodolfo Hinostroza, Marco Martos, Hildebrando Pérez, Livio Gómez, Luis Hernández, Antonio Cisneros, Winston Orrillo, entre otros poetas. Siendo representados también por Mario Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso, en su fase narrativa.

Todos estos poetas se conocían entre sí —la mayoría eran estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Católica del Perú— y vieron en Javier Heraud una de las figuras más prometedoras de su generación al ganar —también en 1960— el premio El poeta joven del Perú, otorgado a su segundo poemario El viaje. Este Premio fue compartido con César Calvo y su libro Poemas bajo tierra. Ambos autores con 18 y 20 años, respectivamente.

Viajes e ideas políticas

Todo iba muy bien en la carrera literaria de Heraud. Entre 1960 y 1961 se dedica a enseñar inglés y literatura en los colegios Nuestra Señora de Guadalupe y Melitón Carvajal. Y se matricula —por disposición de su padre— en la Universidad de San Marcos para estudiar Derecho.

En Julio de 1961 viaja a Moscú invitado al Forum Mundial de la Juventud. Este viaje sería crucial en su vida, queda fascinado con el lugar y las amistades, y escribe los poemas Plaza Roja 1961 y En la Plaza Roja. Permanece 15 días en Rusia, para luego viajar por China, París y Madrid. Regresa a Perú en Octubre y seis meses depués en 1962 viaja a Cuba con una beca para estudiar cine, donde conoce a Fidel Castro.

Conmovido con las ideas políticas que adquiere durante los viajes, retorna a Perú en 1963 para unirse al Ejército de Liberación Nacional, grupo guerrillero donde participa con el nombre de \”Rodrigo Machado\”.

Decisión que le costaría la vida semanas después cuando en una persecución realizada por los miembros de la Guardia Republicana, muere en medio de disparos, mientras huía hacia el río Madre de Dios, en la selva peruana de Puerto Maldonado.

50 años después de Heraud

En 2013, al cumplirse 50 años del fallecimiento de Heraud, su compañero y estudioso de la Generación del 60, Hildebrando Pérez, dio una conferencia en la Casa de la Literatura Peruana llamada \”Intertextualidad, pertenencia y afectos en la poesía de Javier Heraud\”. Aquí da un repaso sobre la vida y obra de Javier, y explica las razones del éxito de El río al publicarse:

Cuando nos preguntamos por qué la crítica recibió con alborozo El río fue porque la textura de su lenguaje, las formas discursivas, no son del lenguaje coloquial. Este poema, de nueve estancias, es un texto fundador de lo que luego vendrá en la poesía peruana. Es un poema que evidencia una crisis del sistema poético en nuestro país porque este texto, este acento, ya no tiene raíces muy visibles con la tradición de la lírica española. Hay una suerte de ruptura, de cambio, una suerte de tratar de poetizar con otro lenguaje pero que todavía no está visible en ese estilo.

El río

La vida baja como un ancho río.

Antonio Machado

1

Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.

2

Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadoso. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
en la oscura claridad
de mis aguas fantasmales.

3

Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos,
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.

4

Y es aquí cuando
más me precipito
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible,
y me vuelvo
árbol,
y me estanco
como un árbol,
y me silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.

5

Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.

6

Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
Yo soy el río que viaja en las orillas,
puerta o corazón abierto
Yo soy el río que viaja por los pastos,
flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,
tierra o cielo mojado
Yo soy el río que viaja por los montes,
roca o sal quemada
Yo soy el río que viaja por las casas,
mesa o silla colgada
Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,
árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados.

7

Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.

8

Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.

9

Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
océanos,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.

Una piedra

Piedra fría,
solenme piedra
¡si pudieras hablar
en mi costado,
si pudieras cantar en
tu vertiente!
Si desembocaras en un
ancho río,
Y trajeras la paz al
mundo entero,
al cantarte en tus
aguas destiladas,
alma serías en mi
frente oscura,
brazo serías
de mi antigua
cabellera.

Solo

En las montañas o el mar
sentirme solo, aire, viento,
árbol, cosecha estéril.
Sonrisa, rostro, cielo y
silencio, en el Sur, o en
el Este, o en el nacimiento
de un nuevo río.
Lluvia, viento, frío
y azota.
Costa, relámpago, esperanza,
en las montañas o en el
mar.
Solo, solo,
sólo tu sola risa,
sólo mi solo espíritu,
solo
mi soledad
y
su
silencio.

Mi casa

1

Mi cuarto es una
manzana,
con sus
libros,
con su
cáscara,
con su cama
tierna para
la noche dura.
Mi cuarto es el
de todos
es decir,
con su
lamparín que
me permite reir
al lado de Vallejo,
que me permite ver
la luz eterna de
Neruda.
Mi cuarto, en
fin,
es una
manzana,
con sus libros,
sus papeles,
conmigo,
con su
corazón.

2

Por mi ventana nace
el sol casi todas
las mañanas.
Y en mi cara,
en mis manos,
en el dulce
clamor de la luz pura,
abro mis ojos entre la
noche muerta,
entre la tierna
esperanza de
quedar vivo un
día más,
un nuevo día,
para
abrir los
ojos ante la
luz eterna.

Unas cosas

Mariposas, árboles
calles angostas y
venideras, ¡cómo decirles
que a la hora del crespúsculo
sus ramas vivideras volverán
a crujir en la tormenta!
Si en la noche
remontaran el más ancho río,
¡cómo negarles su candor
sangriento,
su pecho claro
esclarecido!
Mariposas, árboles en la
tormenta, en el río claro
merced vuestras alas al
ruidoso viento
que entre los dos saldrá
la madrugada.

Biografía de Javier Heraud

Javier Heraud Pérez (Lima, Perú, 19 de enero de 1942 — Madre de Dios, Perú, 15 de mayo de 1963). Fue un poeta y profesor peruano. Ha escrito El río, El viaje y Estación reunida.

Estudió en el colegio Markham, donde desde los estudios primarios demostró interés por la literatura, ganando los juegos florales de su institución y recibiendo el Primer Premio de Literatura al concluir sus estudios secundarios.

En 1958 —con 16 años— ingresó en primer lugar a la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y ese mismo año ejerció como profesor de inglés y castellano en el Instituto Industrial No. 24, siendo probablemente el profesor más joven del Perú.

Desarrollo literario

En 1960 publica El río, a los 18 años, con gran aceptación de la crítica. Este libro sería uno de los primeros libros de la conocida Generación del 60 en Perú, siendo Javier Heraud una de las figuras más reconocidas de esta promoción, y el símbolo de esa generación, tras su fallecimiento repentino en 1963.

El río se convertiría en uno de los libros de poesía más emblemáticos en la década del 60, al lado de Canto ceremonial contra un oso hormiguero de Antonio Cisneros, Consejero del lobo de Rodolfo Hinostroza, Noé delirante de Arturo Corcuera, o Cuaderno de quejas y contentamientos de Marco Martos.

También en 1960 Javier Heraud gana el premio El poeta joven del Perú, con su segundo poemario El viaje. Premio que comparte con Poemas bajo tierra, de César Calvo.

Últimos años

En 1961 ingresa a estudiar Derecho a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y ese mismo año realiza una serie de viajes por Moscú, China, París y Madrid. En 1962 viaja a Cuba gracias a una beca para estudiar cine, donde conoce a Fidel Castro.

Al volver a Perú en 1963 se une al Ejército de Liberación Nacional, con el seudónimo de \”Rodrigo Machado\”.

Solo semanas más tarde, el lunes 15 de mayo de 1963, fallece en la selva peruana de Puerto Maldonado. En medio de una persecusión, entre su grupo guerrillero y la Guardia Republicana.

Huyendo hacia al río Madre de Dios, en medio de disparos y ráfagas de metralleta, perece tras 19 disparos, a los 21 años de edad.

Tras recibir la noticia de la muerte de Heraud, el escrito peruano Sebastián Salazar Bondy escribió una nota llamada \”Primera y última noticia de Javier Heraud\”, publicada más tarde en la Revista de la Universidad de México —en agosto de 1963— donde retrataba al joven poeta, y mostraba el asombro de su repentina muerte.

Ayer no más una noticia nos sacó de nuestro resignado acatamiento de la muerte anónima, la de la víctima sin rostro, comunero, indio, minero mestizo o estudiante revolucionario. Una ráfaga de odio había acabado con un poeta, Javier Heraud. Y no lo quisimos creer. Hasta hace apenas un año estaba entre nosotros, era un joven compañero, todavía un adolescente, y su talento nos sorprendía, nos enorgullecía.

Ese mismo año, se publica póstumamente el libro Estación reunida, que había ganado los juegos florales de la Universidad de San Marcos en 1961.

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